La sangre es un fluido vital en el cuerpo humano que cumple una serie de funciones esenciales. Está compuesta por varios componentes, incluyendo:
La sangre se clasifica en diferentes tipos según la presencia o ausencia de antígenos específicos en la superficie de los glóbulos rojos. Los dos sistemas más importantes de tipificación sanguínea son el sistema ABO y el sistema Rh.
Los tipos de sangre se pueden diferenciar mediante pruebas de tipificación sanguínea. Las pruebas más comunes incluyen la prueba de aglutinación, que involucra la mezcla de la sangre con sueros que contienen anticuerpos específicos y la observación de la formación de aglutinaciones (grupos de células unidas).
Los tipos de sangre fueron descubiertos por el científico austriaco Karl Landsteiner en 1900. Su contribución en este campo fue fundamental para la medicina transfusional y la comprensión de la compatibilidad sanguínea.
Karl Landsteiner realizó una serie de experimentos en los que mezcló la sangre de diferentes individuos y observó las reacciones aglutinantes que ocurrían. Basándose en sus observaciones, identificó los tres principales grupos sanguíneos del sistema ABO: A, B y O. Este descubrimiento fue un hito en la medicina y le valió a Landsteiner el Premio Nobel de Medicina en 1930.
Los antígenos son moléculas presentes en la superficie de los glóbulos rojos que determinan el tipo de sangre de una persona. En el sistema ABO, los antígenos A y B son responsables de los grupos sanguíneos A y B, respectivamente. Las personas con sangre tipo A tienen antígeno A, las de tipo B tienen antígeno B, las de tipo AB tienen ambos antígenos y las de tipo O no tienen ninguno de estos antígenos en la superficie de sus glóbulos rojos. Además, el sistema Rh se refiere a la presencia o ausencia del antígeno Rh (también conocido como factor Rh), que determina si la sangre es positiva (+) o negativa (-).